Luis Novarese, Beato
Nace en Casale Monferrato (Italia), el
29 de Julio de 1914, era el último de nueve
hijos. Sus padres Giusto Carlos y Teresa. Su padre muere
cuando Luis tenía nueve meses. Dejando a su esposa de
treinta años de edad, el peso de una familia numerosa
y como única herencia, poca tierra para cultivar y mucha
fe para transmitir a los hijos.
Mamá Teresa -mujer fuerte y valiente- lo consiguió fatigosamente y con tenacidad, gracias a su fe sencilla y profunda que se exteriorizaba en la misa cotidiana y en una viva devoción a la Virgen, a la que cada noche invocaba, juntos con sus hijos. Durante la oración común del Santo Rosario, sin falta, se terminaba con la predilecta oración, la salve Regina a la que Luis llamaba la oración larga.
El pequeño Luis transcurre sus primeros años en la Casa Serniola que se encuentra ubicada en la colina de Casale. Cuando tenía tres años, al resbalarse por las escaleras, se quedó sin ninguna fractura. En sus recuerdos, la vista de una pequeña estatua de la Virgen de Lourdes sobre una base en la pared del primer piso.
Mamá Teresa -mujer fuerte y valiente- lo consiguió fatigosamente y con tenacidad, gracias a su fe sencilla y profunda que se exteriorizaba en la misa cotidiana y en una viva devoción a la Virgen, a la que cada noche invocaba, juntos con sus hijos. Durante la oración común del Santo Rosario, sin falta, se terminaba con la predilecta oración, la salve Regina a la que Luis llamaba la oración larga.
El pequeño Luis transcurre sus primeros años en la Casa Serniola que se encuentra ubicada en la colina de Casale. Cuando tenía tres años, al resbalarse por las escaleras, se quedó sin ninguna fractura. En sus recuerdos, la vista de una pequeña estatua de la Virgen de Lourdes sobre una base en la pared del primer piso.
La enfermedad
Luis experimentó personalmente la enfermedad y el sufrimiento. A la edad de nueve años, era el año de 1923, cuando sufrió una terrible caída y se enfermó gravemente, permaneciendo inmóvil. Le diagnosticaron coxitis tuberculosa, con numerosos abscesos, por esto lo enyesaron, para mantener derechas sus piernas. Inicia así el peregrinar de hospital en hospital, sin obtener ningún resultado. En aquel periodo experimentó en su propio cuerpo las graves condiciones en que se encontraban y vivían los enfermos.
Por su parte, Luis Novarese poseía un equilibrio interior sólido y una fe a toda prueba. Y habiendo madurado desde su infancia una tierna y filial devoción a la Madre de Dios, marcó todo su camino de crecimiento cristiano con una constante referencia a la presencia y acción de La Virgen Santísima. Tal dimensión mariana se evidencia después en la fundación de sus obras con una repuesta al requerimiento de oración y penitencia que caracterizan las apariciones de Lourdes y Fátima. La oración, la intimidad con Jesús Eucarístico, la sincera devoción a la Virgen y el anhelo apostólico, lo conservaron confiado, alegre y sereno, siempre simpático, amigo de todos y "sembrador" de esperanza y alegría.
La cosa que más lo hacia sufrir era escuchar de los compañeros enfermos groserías, y con grandes esfuerzos los ayudaba para que no siguieran diciéndolas.
En aquel ambiente, a la edad de 14/16 años, encontró sostenimiento y fortaleza en la Eucaristía y la devoción a la Virgen, en el enseñar el catecismo a los niños predispuestos de la T.B.C. o sea los niños de su mismo pabellón en el hospital.
Mientras los médicos le decían a la mamá Teresa: "¡Señora, no malgaste su dinero, mas este joven no durará mucho! ¿No ve cuanto pus sale de sus heridas?
Responde ella en seguida: "¡hasta que tenga el último delantal para vender lo venderé para la salud de mi hijo!".
Luis tiene hasta 21 abscesos y arrojando casi un litro diario de pus.
La Señora Teresa permaneció sola con su pequeño hijo enfermo, y sin ninguna ayuda trabajaba de sol a sol confeccionando en su casa pantalones y camisas para hombre, por cuenta de empresas de confesiones de la zona. Y Luis de trece años, para agilizar el trabajo de la mamá, aprendió a hacer ojales y pegar botones.
Luis experimentó personalmente la enfermedad y el sufrimiento. A la edad de nueve años, era el año de 1923, cuando sufrió una terrible caída y se enfermó gravemente, permaneciendo inmóvil. Le diagnosticaron coxitis tuberculosa, con numerosos abscesos, por esto lo enyesaron, para mantener derechas sus piernas. Inicia así el peregrinar de hospital en hospital, sin obtener ningún resultado. En aquel periodo experimentó en su propio cuerpo las graves condiciones en que se encontraban y vivían los enfermos.
Por su parte, Luis Novarese poseía un equilibrio interior sólido y una fe a toda prueba. Y habiendo madurado desde su infancia una tierna y filial devoción a la Madre de Dios, marcó todo su camino de crecimiento cristiano con una constante referencia a la presencia y acción de La Virgen Santísima. Tal dimensión mariana se evidencia después en la fundación de sus obras con una repuesta al requerimiento de oración y penitencia que caracterizan las apariciones de Lourdes y Fátima. La oración, la intimidad con Jesús Eucarístico, la sincera devoción a la Virgen y el anhelo apostólico, lo conservaron confiado, alegre y sereno, siempre simpático, amigo de todos y "sembrador" de esperanza y alegría.
La cosa que más lo hacia sufrir era escuchar de los compañeros enfermos groserías, y con grandes esfuerzos los ayudaba para que no siguieran diciéndolas.
En aquel ambiente, a la edad de 14/16 años, encontró sostenimiento y fortaleza en la Eucaristía y la devoción a la Virgen, en el enseñar el catecismo a los niños predispuestos de la T.B.C. o sea los niños de su mismo pabellón en el hospital.
Mientras los médicos le decían a la mamá Teresa: "¡Señora, no malgaste su dinero, mas este joven no durará mucho! ¿No ve cuanto pus sale de sus heridas?
Responde ella en seguida: "¡hasta que tenga el último delantal para vender lo venderé para la salud de mi hijo!".
Luis tiene hasta 21 abscesos y arrojando casi un litro diario de pus.
La Señora Teresa permaneció sola con su pequeño hijo enfermo, y sin ninguna ayuda trabajaba de sol a sol confeccionando en su casa pantalones y camisas para hombre, por cuenta de empresas de confesiones de la zona. Y Luis de trece años, para agilizar el trabajo de la mamá, aprendió a hacer ojales y pegar botones.
Su amor a la cruz
"Mira el mundo como lo ha mirado Jesús desde lo alto: hay quien lo maldice, quien soporta, mas esta el bien enorme que parte de vuestra cruz y se desborda sobre el mundo. Esta al lado de vuestra cruz, el modo particular, María Santísima, nuestra Madre, que bella, es fiel que nos ama, por que ve en nosotros a Jesús que ilumina su Calvario. ¡Con fuerza mis queridos hermanos! Breve es el sufrimiento, eterno el premio".
En la luz de María, Monseñor Novarese ha intuido la fuerza salvífica del misterio del dolor humano y ha tenido una sola preocupación, que cada sufrimiento del hombre fuera malgastado por la falta de una concreta propuesta cristiana que tuviera un sentimiento de un amor materno: sufrimiento como medio de redención, para realizar la tranquilidad del corazón y un camino glorioso al seguimiento de Jesús crucificado y resucitado. Y a sus Silenciosos Operarios de la Cruz ha trazado un estupendo itinerario espiritual: los siete grados del silencio interior, para restituir totalmente la disponibilidad al servicio de la Inmaculada, de los hermanos que sufren y de la Iglesia.
Luis Novarese muere a la edad de
70 años, el 20 de julio de 1984 en Rocca
Priora (Roma), dejando un gran apostolado y una obra que
esta difundiendo por todo el mundo.
El sábado 27 de marzo de 2010, el Papa Benedicto XVI ha dado su aprobación para la publicación del Decreto sobre la heroicidad de las virtudes de Mons. Luigi Novarese.
S.S. Benedicto XVI firmó el 19 de diciembre de 2011 el decreto con el cual se reconoce un milagro gracias a la intercesión del Venerable Luis Novarese lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 11 de mayo de 2013.
El sábado 27 de marzo de 2010, el Papa Benedicto XVI ha dado su aprobación para la publicación del Decreto sobre la heroicidad de las virtudes de Mons. Luigi Novarese.
S.S. Benedicto XVI firmó el 19 de diciembre de 2011 el decreto con el cual se reconoce un milagro gracias a la intercesión del Venerable Luis Novarese lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 11 de mayo de 2013.
Tomado de Catholic.net
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