EVANGELIO
El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará sed
En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
—«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
—«Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros.
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.»
Ellos le preguntaron:
—«Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?»
Respondió Jesús:
—«La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.»
Le replicaron:
—«¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito:"Les dio a comer pan del cielo.”»
Jesús les replicó:
—«Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.»
Entonces le dijeron:
—«Señor, danos siempre de este pan.»
Jesús les contestó:
—«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»
Palabra del Señor.
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Comentario:
Tarde pero seguro, ayer por la diferentes ocupaciones se me hizo imposible hacer el comentario; lo que me falto fue hacer un exorcismo...aprovecho para decir que no estoy autorizado para hacerlo por si uno se anima a pedirlo (ja, ja...)
Bien, hecha esta tonta aclaración, trataré de comentar el evangelio de este domingo.
Lo primero que hace Jesús, es poner a la gente frente a la verdad, cosa que a muchos no nos gusta oír, estamos viviendo un tiempo donde es mejor decir lo que quieren escuchar a decir la verdad, aunque sepan que es mentira.
Jesús, les hace ver a la multitud que no le buscan por los signos hechos, sino porque se han saciado, es decir, han llenado la tripa de comida y esto es lo que exigen de Jesús, que siempre les proporcione la seguridad del pan, que nos les falte, no pasar por la penuria que nos hace sentir tan inseguros.
Pero como siempre Jesús, aporta un dato un nuevo, inesperado,da la vuelta a la tortilla; para que los hombres abramos nuestras mentes a una realidad que se nos escapa cuando lo pasamos mal y que nos lleva a pensar que nuestros mayores sufrimientos radican en lo material.
En estos días caía en la cuenta que muchos santos vienen de una vida llena de riquezas, y cansados por no ser felices les conquista el amor de Dios, entre esos casos podemos mencionar algunos, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila, Sto. Tomás de Aquino, San Mateo apóstol; éste último recaudador de impuestos que estaba forrado de dinero.
Estos han tenido que comprobar primero que las riquezas no calman nuestra verdadera hambre de ser, de soñar, de amar. Es como si con estos ejemplos nos quisiera decir el Señor: veis como las riquezas no son suficientes. Pero al terminar de escribir este comentario, lo primero que haré será olvidarme de esto para buscar asegurarme el pan. Por esto ha dicho Jesús: "No podéis servir a Dios y al dinero..." En vez de dinero podría haber dicho al sexo, al prestigio; pero es que nuestro verdadero combate está en la idolatría del dinero.
Bien, Jesús les cambia su perspectiva, les dice que no se preocupen tanto por el alimento que perece, sino que trabajen por el alimento que no perece que perdura hasta la vida eterna. Les abre su visión a un horizonte mas alegre, más amplio.
Sí, hay que trabajar para conseguir ese alimento que no perece, no caigamos en la anorexia espiritual. Muchas veces oigo decir a la personas ¿es que no sé cómo he llegado hasta aquí?, ¿no sé cómo me ha ocurrido esto a mí? (Divorcio, adulterio, robo, adicto a la pornografía, a las drogas, al sexo)
Casi nada llega por sorpresa, las cosas no caen del cielo. Cuando nos alejamos de Dios, puede que no nos pase nada durante un tiempo, incluso pueden llegar a pasar años. El demonio nos deja coger confianza en nuestras solas capacidades, parece que podemos ir por la vida sorteando los problemas por nosotros mismos. Y es cuando dejamos de trabajar por el alimento que no perece, por las cosas del cielo.
Esta situación nos lleva a una anorexia espiritual, que puede ser imperceptible a nuestra conciencia por lo confiados que nos sentimos en nuestras capacidades, entonces es cuando aparece el demonio y nos mete una dentellada que nos deja hechos polvo. Y aparece la pregunta del millón ¿Cómo me pudo ocurrir esto a mí?
¿Cómo he llegado a esto?
Este domingo el Señor nos invita a trabajar. Coge el pico y la pala, ponte manos a la obra; rezando el rosario, confesando, asistiendo a la eucaristía, leyendo libros de santos, yendo a algún santuario de la Virgen. Pero sobretodo pidiéndolo humildemente al Señor y a nuestra la Virgen María, que te ayude.
Recuerda que si tienes anorexia espiritual, hay que empezar poco a poco, no quieres ahora leerte toda la Biblia en un solo día, hacer veinte rosarios diarios, etc. Como sacerdote le digo a la gente que se encuentra muy desecha, que empiecen por la asistencia a la misa, que se acerquen a confesar. Pero si estás débil, que ni para eso tienes fuerzas por lo menos al levantarte y al acostarte haz una oración, y poco a poco se irán calentando los motores.
Y recuerda confía más en Dios, que en tu propia debilidad; no te mires tanto a ti mismo. No caigas en el vicio de la autocompasión "pobrecito de mí, nadie me quiere, todo me sale mal..." Rompe con ese círculo vicioso y ábrete al amor de Dios.
Virgen María, guíame de noche y de día; y cuando sienta tristeza ayúdame a levantar la mirada al cielo.
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