sábado, 17 de octubre de 2015
Domingo XIX Tiempo Ordinario (Ciclo B)
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,35-45):
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»
Palabra del Señor
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Comentario:
Este lunes pasado, celebramos una misa para despedir al que fue Rector del Seminario Redemptoris Mater de Madrid. Me parecía extraño estar allí y ver lo que sucedía, porque parecía mentira que estuviésemos allí despidiendo al rector que llevaba más de 20 años ejerciendo como tal. Y es así todo en esta vida pasa lo bueno y lo malo...
Bueno, no quiero ponerme poético. Pero este recuerdo del lunes me ayuda, porque en el evangelio de este domingo, los hijos de Zebedeo le piden, o más bien le exigen a Jesús sentarse, aposentarse, tomar posesión, acomodarse, etc; en pocas palabras asegurarse la vida.
Esto es algo muy del hombre viejo, producto del pecado original. Cuando el hombre experimenta la debilidad por haber roto con Dios, lo primero que le sale es esconderse, resguardarse. Esta tentación es algo que nos va acompañar toda la vida; hacernos ídolos para asegurarnos la vida,cosas que podamos tocar, pesar, oler, ver; para escondernos detrás de ellos porque así parecemos más fuertes.
Es por ello que a continuación en el evangelio Jesús habla de la tiranía, es fácil llegar a ser un tirano, alguien que quiera tener el poder absoluto; porque es una manera de mantenerse seguro, que nada se tambalea; porque pensamos que es la manera de no dejar ser yo. Tenemos pánico a no ser lo que creemos que nos da la vida, por esto hoy vemos a la gente obsesionada con seguir teniendo la apariencia de un joven de veinte años, eternamente guapos, etc.
Quizás muchos estemos hoy así, esclavizados y esclavizando para sentarnos a la derecha o a la izquierda de nuestros ídolos, pero no hay cosa que agote más en esta vida que querer vivir de mentiras porque al final acabamos locos como tantos tiranos de la historia.
Virgen María, concédeme la humildad para servir y no para ser servido.
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