lunes, 28 de julio de 2014

Evangelio del día...






Lunes, de la XVII semana del tiempo ordinario

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35 

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas. Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo." 


Palabra del Señor

Comentario:

   La parábola de la levadura, me ha hecho volver la mirada al pasado; cuando yo era niño y, recordar cuando mi madre hacía el pan en casa, me causaba curiosidad cómo tan pocos granos de levadura hacían crecer de manera admirable la masa; pero sobretodo me acuerdo que mi madre me decía, ahora dejemos la harina tranquila sin tocarla, para que haga su trabajo la levadura y, colocando un paño sobre la harina fermentada nos marchábamos. Sí, había que dejar tranquila la harina para no interrumpir el proceso de fermentación. 

   Esto lo he querido comentar, porque muchas veces nuestra dispersión, nuestros agobios; no dejan que esa levadura que es el Reino de Dios fermente nuestra vida o para que esa semilla de mostaza de sus frutos. No podemos estar tranquilos un minuto, nos sentimos demandados por una cantidad ingente de cosas que muchas veces son superfluas.

   La raíz de tanta inquietud está casi siempre en nuestro yo que se convierte en tirano, porque tenemos la vida puestas en tantas cosas que nos volvemos locos por estar atentos a tantos ídolos que nos reclaman. Nos creemos imprescindibles, parece que el mundo se acabaría si no estamos, sino hacemos esto o aquello. 

   Hace poco estaba hablando con una madre que estaba muy nerviosa por sus hijos; le decía que rezará por ellos y que se quitara de la cabeza que los iba a cambiar y a solucionar sus problemas. Para que se diera cuenta que ella no era Dios le dije; tú has pensado que morirás primero que tus hijos, y que cuando ellos mueran tú no estarás allí. La mujer se me quedo mirando como diciendo es verdad, mis hijos continuaran sus vidas sin mi, es más en el momento más crucial de sus vidas, como es la muerte yo no estaré allí.

   Procuremos parar un poco el ritmo de nuestras vidas, para dejarle espacio al Señor, hace cuánto no confiesas, no te sientas delante del Sagrario. Te invito a hacerlo, es gratis y los frutos que nos dejan son maravillosos.

   Hay momentos en la vida que a Dios no llegamos por el entendimiento, sino por la adoración.

   Sta. María, enséñame a hacer silencio en mi vida.


    

   

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