Sancja Szymkowiak, Beata
Durante la ocupación alemana Sor
Sancja, no aprovechó el permiso de poder volver a su
familia, dado los peligros y los incomodidades de la guerra,
se quedó en el convento junto a otras monjas, y
fueron sometidas por los militares a duros trabajos. Dócil a
la voluntad de Dios, infundía alrededor suyo un aire de
paz y esperanza, encarnando, para los afligidos y sufrientes, un
efectivo apoyo y un eficaz consuelo. Los prisioneros franceses e
ingleses, a los que prestó su personal ayuda en calidad
de traductora, la llamaron “ángel de bondad” y “santa Sancja“.
Las enormes fatigas y las difíciles condiciones del convento de Poznan pusieron a dura prueba sus fuerzas y fue víctima de una grave forma de tuberculosis a la laringe. Abandonándose en los brazos cariñosos de Dios Padre ofreció un fulgurante ejemplo de sereno aguante de los sufrimientos. Con gozo profesó los votos perpetuos el 6 de julio de 1942, profundamente unida al Esposo Celestial, en la fervorosa espera de su venida en el momento de la muerte, que ocurrió el 29 agosto del mismo año, cuando tenía solamente treinta y dos años.
Las enormes fatigas y las difíciles condiciones del convento de Poznan pusieron a dura prueba sus fuerzas y fue víctima de una grave forma de tuberculosis a la laringe. Abandonándose en los brazos cariñosos de Dios Padre ofreció un fulgurante ejemplo de sereno aguante de los sufrimientos. Con gozo profesó los votos perpetuos el 6 de julio de 1942, profundamente unida al Esposo Celestial, en la fervorosa espera de su venida en el momento de la muerte, que ocurrió el 29 agosto del mismo año, cuando tenía solamente treinta y dos años.
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