Lectura del santo evangelio según San Mateo (19,27-29)
En aquel tiempo, Pedro dijo a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna».
Palabra del Señor.
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Comentario:
Hoy se celebra en toda Europa, la fiesta de San Benito patrón de Europa.
Esta fiesta me anima y me ayuda a seguir adelante; a no dejarme vencer por el desánimo. Yo no sé, si a vosotros os pasa; pero hay días en los que te levantas con una sobredosis de realidad. Que quiere decir esto, que la realidad de los hechos no te deja esconderte detrás de las falsas ilusiones, pensando que la cosas serán diferente por qué sí y ya.
San Benito, es considerado el patrón de los fracasados. Fue a Roma a estudiar y no terminó sus estudios; deja su vida de eremita porque unos monjes le piden que sea su superior y estos mismos que lo llaman, luego lo quieren envenenar porque según estos era muy riguroso. Vuelve a su vida de eremita en Subiaco, donde tendrá que salir huyendo por los celos y por la envidia de un sacerdote que le hizo la vida imposible. Por último, al huir de este sacerdote llega a Montecasino donde fundará su convento pero que a la vuelta de unos años los Bárbaros lo destruirán todo, salvándose solo la vida de los monjes.
Y me podréis preguntar, que ¿cómo es posible que la vida de este fracasado me puede animar?. Esa son las cosas de Dios. Me anima, porque yo al igual que muchos de vosotros, me paso la vida buscando un sitio donde reclinar la cabeza, un sitio donde la justicia tenga un sitio predilecto, un lugar donde no tengas que estar todos los días con la espada desenvainada porque el otro quiere aprovecharse de tu debilidad, donde las relaciones humanas no estén jalonadas por intereses y mentiras, etc.
Pero abro los ojos y me doy cuenta que ese sitio no existe en esta tierra. Mientras estemos caminando por este mundo tenemos que convivir entre las cosas buenas y malas, que no se puede arrancar la cizaña; porque incluso tú y yo algún día podemos o somos cizaña, y Dios no nos arranca dándonos tiempo para que no convirtamos.
Y la esperanza que me da San Benito, es levantar todo los días los ojos al cielo, aunque todo aquí sea oscuridad; no dejar de levantar la mirada a Dios. Aunque tus hijos de traicionen, tu familia va a lo suyo, tus amigos te abandonen. Pero no dejes de levantar los ojos al cielo. No porque queramos huir de este mundo, sino que la belleza del mismo está en que tenemos un Dios, que lo puede todo y aunque una madre se olvidara de su hijo yo jamás te olvidaré (Is. 49, 15)
Virgen María, Tú eres la madre del buen Consejo, llévame de la mano a Jesús.
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