Del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28
En aquel tiempo saliendo de Genesaret, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.
Palabra del Señor.
Estamos en el año de la fe, que el Papa emérito Benedicto XVI, inauguró el año pasado y que terminará el 24 de noviembre de este año. Uno de los objetivos de este año de la fe, es proponer la misma; como una respuesta ante tantas preguntas, angustias y agobios, que el hombre de hoy tiene y, que nuestra sociedad no responde, aunque hayamos llegado a la luna.
Hagamos, un ejercicio con la imaginación. En el pasaje evangélico de hoy, aparece esta mujer cananea que le pide a Jesús, por su hija endemoniada; pero, ¿cómo llegó su hija a esta situación?. Es probable que su madre buscando una solución a los problemas de su hija, recurriera a los hechiceros, para obtener una respuesta; y lo que han hecho es empeorar todo.
Puede que a algunos esto os pueda parecer, una cosa de la Edad Media, pero nada más lejos de la realidad. Hoy Europa está invadida, por brujos, nigromantes, etc. Y se cuenta por miles la persona que los consultan a diario, incluso llegando hasta la ruina económica y personal; porque llega a convertirse en una adicción.
El hombre de nuestra sociedad, se siente igual de perdido; que el hombre de hace quinientos años. Sí, puede que hayamos avanzado en la técnica, la medicina, etc.; pero eso a la hora de la verdad no colma nuestro vacío existencial; el hecho de que tengamos un móvil (celular), o que vayamos en coches más sofisticados; no alivia nuestras tristezas.
"Mujer, grande es tu fe..." Esta fe, ha sido lo único que llevo a esta mujer a encontrar una respuesta a sus sufrimientos. Ella se topó con uno que calmó sus ansias y penas. Y esta es la razón por la que la fe da sentido a la vida de cualquier persona, porque nos lleva a encontrarnos con Aquel, que calma y alivia todos los sufrimientos.
Virgen María, modelo de santidad; reconfortanos en el combate de la fe.
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