Del santo Evangelio según san Mateo 23, 23-26
En aquel tiempo Jesús habló diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!
Palabra del Señor.
Comentario:
Hoy también me pondré de un poco de parte de los fariseos y escribas.
La palabra hipócrita, en su origen no hacia referencia a algo negativo, simplemente significaba actor; eran los actores del teatro griego. Con el tiempo, esta palabra llego a hacer referencia a la gente falsa (que actúa o representa un papel). Ahora, os digo qué quiero decir con esto.
El pueblo judío, que llevaba años y años, sufriendo la ocupación romana. Dicha ocupación, fue haciendo mella en la fe de todos los judíos, estaban cansados de tantas humillaciones, y prohibiciones de parte de los romanos. De hecho, la esperanza era que viniera un mesías que acabará con esta ocupación militar.
Ahora, más o menos podemos entender algunas cosas que le pasaban a los fariseos y compañía. Imagino, que ver que pasaban años y, no pasaba nada, su fe se fue resquebrajando, a tal punto que los llevo a la idolatría. Buscando soluciones a sus vidas por ellos mismos, sin contar con Dios, lo cual les llevaba a transgredir la ley, y lo que no es la ley.
Es lo mismo, que sucede en nosotros cuando llevábamos años y años; pero no uno ni dos, sino hasta viente años o más con el mismo problema, sin ver solución alguna. Es aquí, donde el demonio entra a saco y, nos empieza a sugerir, que abandonemos nuestra fe; o algo peor ser hipócritas; es decir, aparentar tener fe, pero nuestro corazón ya no esta con Dios; sino con los ídolos del mundo buscando una respuesta que Dios no nos ha dado. Entonces, es cuando acudimos a los ídolos (dinero, sexo, poder, avaricia,etc.), para que hagan lo que Dios no pudo.
Esto más o menos, es lo que les había sucedido a los fariseos y escribas y, que también nos sucede hoy a cada uno de nosotros; cuando nos vemos ocupados (invadidos), por realidades que son más fuertes que nosotros, y pasan los años, y no se marchan. Pero el problema de la tentación de abandonar nuestra fe y pasarnos a la idolatría, es que el mal; hagas lo que hagas es eso mal; en cambio puede que Dios tarde, en dar una respuesta a tus problemas, pero cuando llega se hace la luz; la noche cerrada, pasa a ser una mañana de primavera. Y además, no es lo mismo sufrir con Cristo que sin Cristo; porque no olvidemos que Cristo no vino a suprimir el sufrimiento,sino a prometernos que nos acompañaría, cada día de nuestra vida.
Virgen María, Tú que siempre supiste esperar en Dios; auxilianos para perseverar en el camino de la Verdad
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