Una de las cosas que más me impacto cuando empecé a confesar, es que todos sufrimos, parece una tontería esto que digo; pero es que cuando uno sufre se piensa que al otro le va de maravilla y, esto hace que nuestro sufrimiento se haga más difícil de llevar, porque creemos que nos ha tocado la peor parte.
Cuentan que una mujer, que pasaba un fuerte sufrimiento; va a un Monje para que esta le diga la forma de dejar de sufrir; este le dice, vete y me traes de una casa donde no haya sufrimiento una rosa blanca. La mujer se va, y se pasa días y días buscando la dichosa rosa; al pasar unos meses vuelve y le dice al Monje, no he encontrado una casa donde no haya sufrimiento; a lo que el Monje responde: esto es que para que veas, que no eras la única que sufre.
Retomando, la experiencia de cuando empezaba a confesar y, de como la realidad del sufrimiento me impacto tanto, que me pasé meses leyendo sobre el sufrimiento; y ningún libro me terminaba de calmar esa inquietud. Hasta que me dí cuenta que el sufrimiento siempre será algo inexplicable en el momento que nos sucede. Puede que leamos libros, y más libros; incluso que te guste su explicación pero una vez que llega el sufrimiento de nada vale la teoría, sino sólo la experiencia, la oración y la compañía de los seres queridos.
Sin embargo, no viene mal decir alguna cosilla del sufrimiento. Aunque parezca mentira el sufrimiento, mientras estemos en este mundo parece que es necesario; algunos podrán pensar, ¿cómo es esto?. Fijaros, en los años 60´ o 70´, salió una serie de televisión de la CBS (no recuerdo su nombre), en la cual aparecía, un hombre que va al infierno. Este al llegar se queda impresionado, y se confunde pensando que está en el cielo; porque allí todo era fenomenal. Si jugaba a la lotería le tocaba el premio mayor, si iba a una fiesta siempre se enamoraba de él la chica más guapa y, por supuesto acababan en la cama; si prácticaba algún deporte todo le salía bien.
Ya cansado que todo le vaya tan bien, al final empieza a aburrirse y, le dice al ángel que le habían asignado: oye, esto me está cansando; cuando empezará a ocurrir algo malo, o es que siempre todo me va a salir bien; a lo que responde el ángel, esta es tu condena; todo te saldrá bien, pero siempre estarás solo. Es así, muchas veces pensamos que nuestra tragedia es que la vida no va como queremos, que todo nos sale mal; pero la mayor tragedia del hombre es no tener a Dios en su vida. Y esto es el infierno, allí no tendremos hambre, ni sed, ni nos preocuparemos por el mañana; el mayor sufrimiento allí, es que no está el amor de Dios.
Puede parecer algo anecdótico, pero he conocido personas que humanamente todo le iba bien, sin embargo eran las personas más infelices. Una vez me invitaron a cenar en una casa, donde había un matrimonio que tenía problemas; mi mayor impresión fue entrar a dicha casa, era como esas que salen en las entrevistas de ricos y famosos. Pero la tristeza que se respiraba allí, no era compensada por el lujo.
Me gustaría, terminar este pequeño artículo; con algo que leí que hasta ahora es lo que más me ha ayudado. Pertenece al Sacerdote, periodista y escritor, José Luís Martín Descalzo. Este venía a decir que ante el sufrimiento y la prueba, somos como el buen ladrón (San Dimas) y el mal Ladrón. Solo tenemos estas dos opciones.Si somos el mal ladrón, ante el sufrimiento podemos llenarnos de resentimiento, rabia, despecho debido a la soberbia; pero esto no solucionará nada; y si somos como el buen ladrón, que se abaja, que le dice a Jesús que interceda por él, y ya sabemos todos la respuesta que da Cristo: hoy estarás conmigo en el paraíso...
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