jueves, 6 de junio de 2013

Evangelio de hoy...

   

 Muchacha triste adolescente, apoyado en una pared de ladrillo antiguo. Foto de archivo - 15782194


(Mc 12,28-34) Amarás a tu prójimo como a ti mismo...

   Nunca había caído en la cuenta, de que prácticamente la respuesta que da Jesús acaba con esta sentencia: "Amarse a uno mismo".

   No hay cosa más difícil, que ésta y también tan necesaria. Tan difícil, porque hay muchas personas que creen que se aman así mismas pero en verdad se sobrevaloran, se creen más que los demás y, son cómo un saco sin fondo necesitan siempre llamar la atención, alimentar su ego de cualquier forma; y esto lleva muchas veces a tener una vida desquiciada y llena de violencia porque el día que siente que no le dan la atención necesaria surge dentro de ellos el resentimiento y la rabia. El egocentrista se termina convirtiendo en un tirano, ya que todo lo que le humille un poco lo declarará como algo peligroso porque afecta la estabilidad de su yo. 

  Luego está el que se minusvalora, que se cree que todo lo hace mal, no está a gusto en ningún sitio porque tiene miedo hacer mal las cosas. Aquí el problema es que este tipo de personas, casi nunca está conforme con nada (lo mismo pasa con el egocentrista), porque siente que todo se hace pesado y monótono, pero la difilcutad no es lo que hace, sino que lo hace él y, como lo hace él, todo siempre está mal y, necesita cambiar siempre de realidad para evitar fracasar. Este trata de pasar siempre desapercibido, no porque no quiera llamar la atención, sino porque no confía en sí mismo y le da miedo fracasar y así desilucionar a la gente.

  Por esto están necesario conocerse así mismo (Sta. Catalina de Siena lo repite hasta el cansancio), y amarse cada uno cómo es, con sus más y sus menos, nadie es igual a otro todos somos necesarios; sino te amas a ti mismo tampoco puedes amar al prójimo, porque siempre lo verás como un enemigo que quiere agredirte; y mucho menos podrás amar a Dios porque tendrás una imagen distorsionada de El, lo verás como un tirano, un caudillo que se ha ensañado conmigo (porque tanto como el sobrevalora, como el que se minusvalora van siempre de víctimas por la vida).

 Que nuestra Madre la Virgen, Consoladora de los afligidos, sane nuestras corazones y cierre nuestras heridas.

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