lunes, 28 de julio de 2014



Memoria obligatoria de Sta. Marta

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (11, 19-27)

  Muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
  Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.
  Dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
  Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá."
 Le dice Jesús: "Tu hermano resucitará."
 Le respondió Marta: "Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día."
 Jesús le respondió: "Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;

 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?"
 Le dice ella: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo."

Palabra del Señor

Comentario:

   Para Marta, Jesús llega tarde por el comentario que hace nada más ver a Jesús, "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano". Qué razón tenía Sta. Teresa de Ávila al decir; que Dios escribe de corrido en renglones
 torcidos.

   Más de una vez nos encontraremos en la situación que no entendemos los planes de Dios, no sabemos el por qué de esto y de aquello, incluso a veces nos da la impresión que Dios se contradice. Espero que nadie se escandalice por esto que estoy diciendo. Los mismos santos experimentaron estas dudas, momentos que no entendemos nada. San Juan de la Cruz le llamó a esta experiencia la "noche oscura".

   El mismo Jesucristo en el momento de la cruz grito, "Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado..." (Mt 27, 46). Jesús están humano que incluso participa de la angustia del hombre cuando siente que nada tiene sentido, incluso hasta creer en Dios.

   Pero no nos paremos aquí solamente, es cierto que la angustia cuando nos embarga nos inutiliza, todo está mal. Pero todos los personajes bíblicos que han pasado por esta experiencia luego exultan de gozo cuando comprueban que Dios es fiel y que permanece a nuestro lado aunque tú y yo no lo podamos ver.

   ...Porque no ha despreciado ni ha desdeñado la miseria del mísero; no le ocultó su rostro, mas cuando le invocaba le escuchó. (Sal. 22, 25)

   Virgen María, tú que permaneciste fiel aun en medio de los momentos más difíciles, concédeme esperar contra toda esperanza.

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