(Lc 2,41-51): Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio... Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
Siempre me ha sorprendido de la Virgen, que con la visita del Ángel no le dieran un manual de instrucciones donde se le explicara, pasó a pasó todo lo que iba a suceder, y qué debería hacer. María, es madre de Dios pero deberá aprender a vivir de Él, como cualquiera de nosotros.
Esta es la tentación de todos, saber todo y de todo, no pasar nunca por ignorantes, así de esta forma no recurrir a Dios, ni a nadie (Este es el pecado del demonio, no soporta ser criatura). Muchos jóvenes y no tan jóvenes tienen miedo a vivir, a tomar decisiones porque no saben que pasará mañana; esto lo vemos en el matrimonio, en las vocaciones religiosas y sacerdotales, ahora de tener un hijo.
Para actuar, hay que tener todo bajo control, sino, no actúo; y esta es tentación que nos llevará a la larga a tener aún vida sin grandes tensiones, pero también sin alegrías; porque las alegrías más grandes de la vida...curioso, vienen de cosas inesperadas, un hijo que no esperabas se convierte en la alegría de tu madurez, una novia que perdiste te lleva a encontrar la vocación de tu vida...
Como ha dicho en Papa Francisco, no hay lugar más seguro que un sepulcro, en esto se convierte las vidas de todos aquellos que se obsesionan en cómo controlar sus vidas.
Que la Virgen, estrella de la mañana ilumine nuestros pasos, y abandonarnos en la providencia Divina.
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