(Mt 16,13-19): En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?».
"Y vosotros ¿quién decís que soy yo?" Esta es una pregunta, que deberemos responder toda nuestra vida muchas veces, incluso en el mismo día. A veces la imagen de Jesús no concuerda con la que nosotros quisieramos, a lo mejor nos gustaría un Jesucristo que entrara en nuestra vida y lo cambiara todo; otra veces nos gustaría un Jesús que acabara con todos nuestros sufrimientos y penas de un plumazo.
Una de las causas de que crucificaran a Cristo, precisamente fue esta, que no encajaba con lo que ellos esperaban. Los judíos esperaban un Mesías militar, que acabara con la ocupación romana; y resulta que llega uno hablándoles de amor al enemigo, de perdón, etc.
En nuestras vidas, nos puede pasar algo muy similar a lo mejor recurrimos a Jesús, para que nos quite las penas, la cruz; y al ver que no se te da, ya no sabes quién es Jesús; y por eso el debe preguntarte ¿y tú quién dices que soy yo?
Jesús, casi seguro no encaja con el Jesús que te gustaría, pero lo que si te aseguro que lo nos va a salvar, es encontrarnos con Jesucristo, y no con el que yo imagino.
María, Reina de la paz calma nuestros corazones atribulados.
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