viernes, 21 de junio de 2013

Evangelio de hoy...

  
 

 (Mt 6,19-23): »La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».

  Del evangelio de hoy quiero destacar, esta sentencia de Mateo que nos habla del ojo sano y del ojo malo. En la Biblia de Jerusalén, en la nota al pie de página; al explicar esto del ojo sano o malo, nos dice que el ojo sano, es la persona generosa y por esto tiene luz y, la tacaña es la que está en la oscuridad.

  Esto lo vemos a diario en nuestras vidas; cuando nos se aferramos a los bienes materiales todo se pervierte, la relación con Dios se rompe, porque vemos a Dios como un rival, que nos quiere quitar aquello donde esta nuestra corazón. 

   Por eso el que vive apegado a sus bienes tarde o temprano deja la iglesia, su fe; porque sospecha de Dios, vive con recelo su relación con Dios. Y aunque no dejemos la Iglesia siempre tendremos una fe tibia, porque lo que más tememos es perder nuestro tesoro, porque creemos que también perderemos el corazón, que es sinónimo de la vida; en el fondo pensamos que no tenemos posibilidad de ser feliz, ya que perdemos nuestro único consuelo (nuestros ídolos).

  Un hombre que pierde su relación con Dios, o que la vive con tibieza, tarde o temprano también acabará pervirtiendo su relación con el prójimo. Lo que importa ya no es el hermano, sino los bienes materiales, el prójimo es visto sólo como parte de esos bienes,en el sentido que medimos y tratatamos a la gente por lo que nos proporciona, como una especie de mercado humano.

 Fijaros en un detalle importante de nuestra sociedad; lo que importa es gustar a los demás, no es que esto sea malo; pero ahora es vivido con obsesión. La cantidad de cirugías plásticas, tanto en hombres como en mujeres. El hombre de esta sociedad que vive solo para hacer dinero, y para comprar bienes, se ha convertido en una mercancía más del mercado.

  Ya no hay relaciones estables, duraderas; todos somos bienes de consumo, de usar y tirar. Porque nuestro ojo está enfermo. 

  Pidamos hermanos a nuestra queridísima Madre, que sane nuestros ojos, para que nos libre de vivir esclavos de nuestros egoísmos.

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