Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se acercan a Jesús, preguntándole:
-« ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo:
-« ¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?
Llegará días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres; se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan».
Palabra del Señor.
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Comentario:
Lo viejo y lo nuevo; un contraste difícil de sobrellevar. Jesús nos ha traído una realidad nueva, pero para aceptarla lo que se nos pide es abrirnos a ella, acogerla si ponerle límites.
Estamos acostumbrados que si algo se nos da, seamos nosotros los que administremos, gobernemos eso que se nos da. Cuando una madre tiene un hijo, lo primero que viene a su cabeza es el proyecto que ella tiene con su hijo, que podrá ser muy bueno, pero al final es el proyecto de ella sobre su hijo. Todos nosotros, pensamos que para que algo funcione (matrimonio, trabajo, etc.) lo normal es que entendamos las cosas y las dominemos; en cierto aspecto puede ser así, pero muchas veces debemos dejarnos guiar.
El Reino de los Cielos, es una realidad nueva que si nosotros queremos reducirla a nuestras criterios, a lo que creemos cómo deben ser las cosas reventara nuestros odres. El odre se revienta porque quieres reducir el mensaje del Reino de los Cielos, a tus criterios. Si, quieres buscar a Dios pero hasta cierto punto, cuando ya no entiendas dejas de seguir a Cristo para seguir tus proyectos.
Es cierto, que los caminos de Dios son insondables, que por dónde menos te lo esperas Dios puede sacar la vida, algo bueno para ti. Por ello lo principal del Reino de los Cielos es acogerlo, como la Virgen; san Lucas dice de ella, que lo no entendía lo guardaba en su corazón. Muchas cosas que nos suceden no las entendemos. incluso pensamos que ha sido una desgracia, que esto no nos podría pasar, pero luego al pasar los años vemos el porqué de las cosas y aquello que no entendíamos se convierte en nuestra mayor gracia.
Hace tiempo leí en un libro una frase que me encantó: "Se dice que donde esté la herida de un hombre allí estará su genio..." En la vida de cada uno de nosotros hay heridas que si las tratamos de meter en nuestros odres viejos se revientan, pero si las metemos en los odres nuevos del evangelio de allí puede salir una realidad nueva que ya no te mata, no te agobia.
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