jueves, 2 de junio de 2016

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 3-7

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y escribas esta parábola:
- «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: ” ¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido.”
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.»


Palabra del Señor.
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Comentario:

   Es interesante ver la raíz de una palabra, de dónde proviene. El pueblo de Israel para hablar de pastor utiliza el término roeh, y este viene de la raíz padre. Literalmente la palabra pastor en hebreo significa "el hombre que mira".

   Jesús, como buen pastor es el que mira por nosotros, el que nos cuida. Este mirar lleva a conocer sus ovejas y a tratarnos a cada uno según es cada uno. Nos trata con paciencia y cariño.

   En el relato del Buen Pastor, se dice que va en busca de la oveja perdida, que deja las noventa y nueve, para buscar a una sola que en relación al resto no implica pérdida porque le quedan más de las que ha perdido. Pero este Pastor está loco de amor y no le importa dejar al resto de las ovejas para ir en busca de una sola. Además si la oveja está perdida se supone que tiene que ir viendo detenidamente dónde anda metida la pobre oveja; es decir, que le busca con cariño no desde la violencia como el que siente rabia por las molestias causadas.

   Luego al encontrarla la trae sobre sus hombros, sin importar si está sucia y con mal olor; que es como nos deja el pecado. Él, se la carga sobre sus hombros y la lleva al rebaño. Una oveja pesa alrededor de unos 35 kilos, imaginaos volver con esa carga y encima pasar por sitios difíciles de andar, por parajes llenos de arbustos y malezas. Sin embargo, Él no suelta la oveja, no la baja de sus hombros; es tanto el amor que siente por la oveja, que lo soporta todo por amor.

  Tantos malos pastores han venido y vienen a nuestras vidas; y siempre nos abandona dejándonos solos y perdidos. Pero el Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas, siempre saldrá en busca de la oveja perdida.

   Virgen María, tú eres la Divina Pastora que sales también en busca de la oveja perdida; búscame tú también cuando yo me pierda.

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