sábado, 7 de diciembre de 2013

Evangelio de hoy...

 
 
 
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,35–10,1.6-8):

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
A estos doce los envió con estas instrucciones: «Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.»

Palabra del Señor
 
Comentario:
 
   Estamos practicamente, dando inicio al Adviento que es uno de los tiempos fuertes de la liturgia, junto con la Cuaresma. Este tiempo es la antesala, la preparación para recibir al Señor que viene, que está por llegar. 
 
   Pero nos puede pasar que nuestros agobios, cansancios y extenuaciones (pesimismo); ya no nos haga esperar nada. Algo dentro nos dice que todo seguirá siendo igual, que es falso eso de que Dios hace todo nuevo. Este es el mensaje que el demonio deposita en nuestro corazón. Recuerdo una película, en la que en uno de sus diálogos, el niño le pregunta a un lobo que quería destruir la ilusión, las palabras eran más o menos estas: "Mi misión es destruir la esperanza en los hombres, porque un hombre sin esperanza es muy fácil de manipular.

   Dice Jesús a los discípulos, que son enviados: Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Pero suele pasar que las cosas cuanto más cercas están más se desprecian, porque forman parte del día a día, para descubrirla hay que mirar con ojos nuevos. Puede que la Eucaristía, la Confesión; ya no te digan nada, porque solo miras mediante la lógica humana, que suele ser fría y calculadora.
  Pídele hoy al Señor que te regale unos ojos nuevos, un corazón de niño, para ilusionarte con las cosas pequeñas, que suelen ser las más importantes. Y aunque el Reino de los Cielos este tan cerca, no se nos vuelva una rutina.

   Virgen María, causa de nuestra alegría, haz que podamos vivir alegres.
   

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