viernes, 27 de diciembre de 2013

Evangelio de hoy...

 

Fiesta de San Juan Apóstol y evangelista

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,2-8):

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor
Comentario:
   Puede resultar, chocante e incluso escandaloso; que hace dos días hablábamos del nacimiento de Jesús, el Salvador, el Mesías esperado por todos; y ya hoy se hable de su muerte. Es más ayer celebrábamos el martirio de San Esteban.
   Parece que la Iglesia, es poco delicada o está mal asesorada, debería por los menos durante estos días ocultar la cruz, el sufrimiento. Pero no, la Iglesia no está equivocada, ni es que sea masoquista, que le gusta hablar del sufrimiento.
   El Papa Francisco decía en estos días de tener cuidado, de que la Navidad se convirtiera en una cosa infantil, cosa de tontos. Es verdad que estas fiestas tocan nuestra fibra infantil, tierna; pero no debe quedar allí, porque correríamos el peligro de convertirnos en grandes tiranos, o en niños que a la primera que le sale algo mal se quieren retirar del juego.

  Porque esto es así, por la sencilla razón que cuando escondes el sufrimiento, y huye de la cruz; tras está huida solo caben estas dos posibilidades, o te haces tirano; es decir, que quieres diseñar un mundo perfecto, pero según lo que tú y yo creemos que es perfecto; y lo que no entre allí, lo rechazamos o simplemente lo quitamos de en medio (abortos, divorcios, eutanasia, etc.).

   Y la otra posibilidad es quedarnos como los niños eternos (Peter Pan), que cada vez que las cosas salen mal, huimos dejamos todo tirado, y a comenzar de nuevo en otro sitio, en otro lugar; hasta que allí también las cosas se tuerzan, para emprender de nuevo la huida.

  El filosofo francés Paul Claudel, lo explica muy bien; Dios no vino a suprimir el sufrimiento. No vino ni siquiera a dar una explicación. Vino a llenarlo de su presencia. 
  Quiero terminar con las palabras del Ángel Gabriel a los pastores: ...Hoy nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor (Lc. 2, 11). Queridos hermanos no olvidemos que la vida, solo está en Dios, la verdadera alegría es que tenemos un Dios con nosotros.
   
   Virgen María, llevanos de la mano hasta tu Hijo, nuestro Salvador.
  

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