martes, 29 de octubre de 2013

Evangelio de hoy...


 


Día litúrgico: Martes XXX del tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,18-21):

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»

Palabra del Señor

Comentario: 
   
   La primera vez que vi, una semilla de mostaza me quedé  asombrado de ver lo pequeña que es; y lo que más me impresionó es pensar que de allí pueda salir un árbol. Lo mismo pasa con nuestra fe; puede que te parezca que tienes la fe muy pequeña, incluso que no tengas; pero si te fías de Dios esa fe que parece que no es nada, puede llevarte a sitios que ni te imaginabas o te planteabas.
   Esta claro entonces, que lo que importa de la fe no es que sea grande o pequeña; sino que nos podamos fiar de Dios, eso es la fe. Dar ese paso, dejar que la fe nos lleve más allá de nuestra lógica. Casi siempre lo que llamamos lógica, muchas veces son nuestros miedos y pesimismos, que nos hablan y nos dicen; pero tú ¿a dónde vas? ¿no podrás nunca hacer esto o aquello?
   Uno de los ataques del demonio, más acertados contra nuestra fe, es que nos pone delante la historia (problemas, dificultades, etc.), y luego nos hace mirar a nosotros mismos, y nos damos cuenta, que es imposible que nosotros podamos salir de esas situaciones, solo con nuestras virtudes, capacidades, etc. Eso es lo que desea el demonio, que tú, te mires a ti mismo, pero no desde la fe sino solo desde la razón, y así no te salen las cuentas, ya que todos somos muy débiles, y pecadores.

   Pero eso sí, recuerda que ese grano de mostaza hay que sembrarlo, para que crezca; sino solo te quedarás con la semilla de mostaza. Y sembrar significa, morir a tus criterios, a lo que te gustaría. Puede que hoy tengas un enemigo que no puedes perdonar, y tu razón te da miles de motivos para no perdonar; sin embargo pide perdón, y veras como esa semilla que era nada, de pronto empieza a florecer.
 
   Virgen María, madre de la esperanza; concédeme que hoy pueda fiarme de Dios.

    

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