lunes, 28 de octubre de 2013

Evangelio de hoy...

   
 
 
Fiesta de San Simón y San Judas.
 
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,12-19):

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor
 
Comentario:
 
   Os pido disculpas, pero es que últimamente estoy algo ocupado, trataré de buscar alguna de forma de hacer los comentarios, quizás sean por la tarde comentando el evangelio del día siguiente...
  Hoy estamos celebrando la fiestas de los apóstoles Simón y Judas. Con esta fiesta, caigo en la cuenta de lo débil y a la vez fuerte que es la Iglesia. ¿Cómo es posible que con un grupo tan dispar, y pecador como eran los apóstoles naciera la Iglesia?
 
   Este pensamiento me consuela, porque veo que esta misma debilidad, los mismos pecados y más los tengo yo. Y digo que me consuela, porque a veces, o casi siempre nos dejamos engañar por el demonio creyendo, que esta debilidad te la vas a quitar a fuerza de puños, y no solamente la tuya sino la de los demás. Siempre estamos de mal humor, y con mala cara porque comprobamos cada minuto que la debilidad sigue allí a tu lado. Es posible que ayer, hayas podido amar, perdonar, sonreír; pero hoy ya no puedes; no tenemos la capacidad de encerrar la gracia de Dios dentro de un bote y, tomar pequeños sorbos cuando lo necesitamos.
 
   Dirá San Pablo, que llevamos este tesoro en vasos de barro (2Co 4, 7). Pero fijaos que Pablo, no continua diciendo; tranquilos porque llegareis a ser vasos de oro; no, los vasos seguirán siendo de barro toda la vida, y algunos días más barros que otros. Así, que si la Iglesia está en pie no es por lo buena y perfecta que ha sido; sino porque la gracia de Dios está en medio de ella. Lo mismo pasa con nosotros, que formamos parte de esa Iglesia, el hecho de que estemos en ella, no se debe a lo buenos que somos, sino a que la gracia de Dios, está por encima de nuestras miserias y pecados, y sabe trabajar muy bien con ellas porque forman parte de nuestra historia.
 
   Yo os pediría que hicierais un ejercicio, que cogierais unas tijeras, y que recortarais las páginas de la biblia en la que aparecen pecadores, para que vierais que al final solo os quedáis con dos trozos, la Virgen María, y Jesucristo. Por lo cual, si hoy os sentís muy pecadores; ánimo, por Cristo ha venido a buscar lo que está perdido (Lc 19, 9)
 
   Virgen María, refugio de pecadores; haz que sea humilde para levantarme cada vez que caiga.
 

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