viernes, 18 de octubre de 2013

Evangelio de hoy...

 
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-9):

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

Palabra del Señor
 
Comentario:
 
   Después de unos días de ausencia vuelvo a las andadas. 
 
   Nunca me había parado a pensar en este frase que el Señor, les dice a los discípulos: Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. Pensando bien en este frase, son unas palabras duras, un poco desalentadoras, si lo miramos solo desde la razón humana.

   Una oveja ante un lobo no tiene nada que ganar, por el contrario lleva todas las de perder. Jesús al enviarnos como ovejas entre lobos, nos esta enviando débiles, vulnerables, sin ninguna oportunidad; es así como se debe sentir un cordero en medio de lobos.

   Estas palabras de Jesús, me hace pensar; que el evangelizador (que somos tú y yo), jamás debe ir contando solo con sus propias fuerzas, como si todo dependiera de lo bien que hacemos todo. Un cordero enfrentado con un lobo es un fracaso total. Y quién de nosotros, incluye el fracaso en sus vidas, todos soñamos con una vida ideal, color de rosa, donde todo sea como tú y yo queremos.

   Pero Dios también se vale de nuestros fracasos, y los convierte en éxitos, pero no según nuestros criterios, sino según Él. El mayor fracaso, fue el del propio Jesús, que no convirtió a nadie en vida, de hecho, los suyos le abandonan. El único que creyó totalmente en Jesús fue Dimas el buen ladrón; y esto empujado por la situación en la que se encontraba (clavado en una cruz), porque sino probablemente, también su hubiese largado.

   Jesús, es realista, pero no pesimista. Nos advierte de que el trabajo no es fácil, si lo que queremos es apoyarnos en nuestra capacidad de hacer las cosas bien; pero esto no sólo para evangelizar sino para todo en la vida.

   Hoy busca al Señor, si ves que tu vida va todo patas arriba; no trates de querer salir tú solo del atolladero. Recuerda que somos ovejas entre lobos; pero tenemos un buen pastor.

  Virgen María, Tú eres la Divina Pastora; guía nuestros pasos por buen camino.
 
 

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