Nació en México en 1580. Fue
bautizado el 4 de septiembre de 1580 en la Parroquia
del Sagrario Metropolitano. Muy joven entró en la Orden de
San Agustín. Hizo su profesión religiosa el 1° de junio
de 1596. Siguió sus estudios sacerdotales en el convento de
Yuriria, centro de estudios floreciente y alejado del bullicio de
la capital. Una vez ordenado sacerdote fue trasladado al convento
de Puebla. Pidió a sus superiores ser enviado a las
misiones de Filipinas. Sus compañeros, en broma, le decían que
no podría soportar las penalidades de las misiones, pues era
muy obeso. "Tanto mejor -respondía con gracia- así habrá más
reliquias para repartir cuando muera mártir; porque algún día iré
a Filipinas y de allí a Japón, a morir por
la fe de Cristo".
Con Fray Pedro Solís, viajó en 1605 a Manila donde ocupó el puesto de maestro de novicios durante seis años. Por fin, en 1612, se embarcó para Japón. Allí ejerció su ministerio hasta que el emperador Taicosama expulsó a los misioneros. Bartolomé regresó a Manila, pero a petición de sus fieles, al cabo de cinco años pudo volver disfrazado a Japón, donde trabajó quince años. Al fin, traicionado, lo aprehendieron, y después de muy crueles suplicios. Lo hicieron morir a fuego lento en Omura, el 3 de septiembre de 1632. Escribió una narración sobre los mártires de Japón en 1622.
Con Fray Pedro Solís, viajó en 1605 a Manila donde ocupó el puesto de maestro de novicios durante seis años. Por fin, en 1612, se embarcó para Japón. Allí ejerció su ministerio hasta que el emperador Taicosama expulsó a los misioneros. Bartolomé regresó a Manila, pero a petición de sus fieles, al cabo de cinco años pudo volver disfrazado a Japón, donde trabajó quince años. Al fin, traicionado, lo aprehendieron, y después de muy crueles suplicios. Lo hicieron morir a fuego lento en Omura, el 3 de septiembre de 1632. Escribió una narración sobre los mártires de Japón en 1622.
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