viernes, 27 de septiembre de 2013

Evangelio de hoy...

 
 
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,18-22):

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»

Palabra del Señor
 
Comentario:
 
   Muchas veces somos ingenuos, y pensamos que por el hecho de amar, las cosas cambiaran inmediatamente; o que el amor enseguida transformará nuestras vidas de una manera inmediata. Cuando aparece el amor, lo primero que aparece es la persecución, la incomprensión, las criticas, etc. Y ¿por qué esto?. Porque el mal debe reaccionar, una de las características del amor, es que lo quiere colmar todo, y ante esto el mal reacciona, no quiere desaparecer; y no solo el mal exterior; sino también el mal que habita en nosotros. 
 
  Jesucristo, no es nada ingenuo; por esto a continuación que Pedro le reconoce como el Mesías, enseguida dice que éste debe padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» 
 
   Todos los santos, han sufrido el mismo destino de Jesús, nada más manifestarse en ellos el amor de Dios, enseguida empiezan las envidias, incomprensiones, calumnias. Y esto es así, ayer hoy y siempre; porque recordemos las palabras de Jesús las cuales nos dicen que el demonio es el príncipe de este mundo (Jn. 12, 31)
 
   Así, que cuando sientas que tu vida esta revuelta o tú mismo; y te preguntas ¿pero cómo es esto, si quiero estar cerca de Dios?, recuerda las palabras de Jesús, el Hijo del hombre tiene que padecer. Pero no te asustes, que es mejor padecer por hacer el bien, que por hacer el mal.
 
   Virgen María, auxilio de los cristianos; ven en nuestra ayuda con estemos sin fuerzas y desanimados.
 
     

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