(Mt 5,38-42): En aquel tiempo, Jesús dijo a
sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por
diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te
abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera
pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al
que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y
al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda».
Al leer estás palabras, nos quedamos de piedra y pensamos es que Jesucristo, no conoce el corazón del hombre, pues si es así, cómo es que dice estas palabras. En el artículo que publiqué el sábado, titulado "El demonio odia lo concreto", está, creo yo, algo que nos puede ayudar a aclarar un poco esto.
Si en vez de ponernos a pensar, si esto puede o no puede darse (el amor la enemigo), vamos a lo concreto a la vida misma; entonces, vemos que Jesús no está tan descaminado. Es verdad, que la primera reacción ante una ofensa, es la de devolverla, y si es posible duplicada.
A diario vemos gente llena de odio por esto, por aquello, porque no me han tratado cómo me lo esperaba, en resumidas cuentas que todos tenemos motivos para estar airados todos los días, y a cada momento; pero qué ganamos con esto, destruimos nuestra vida y la de los que nos rodean. Para explicarme mejor, os pongo un ejemplo. Juan Pablo II tuvo motivos de sobra para odiar; su país sufrió con la invación de los alemanes, la de los rusos; le tocó llevar una vida dura debido a estos acontecimientos. Toda su familia muere dejándolo sólo en el mundo.
Ante Karol Wojtyla, se presentaban dos opciones, llenar su corazón de odio y rencor, o dejar las cosas en manos de Dios, en pocas palabras perdonar; porque esto es perdonar, no es ser cobarde, sino saber que hay uno que tiene más sabiduría que la tuya y la mía, y que tiene poder para sacar la vida de la muerte.
Juzgad vosotros mismo, que fue más provechoso para el mismo Karol, si perdonar o haber guardado odio toda su vida. Creo que es evidente la respuesta. Hermanos, entonces no pensemos que Jesús, está loco cuando nos habla de perdonar, y de amar al enemigo.
Esto no quiere decir que es fácil, no, claro que amar al enemigo cuesta, y que por mucha teoría no te va a costar menos. Sólo apoyados en Dios y en la Virgen, podremos entrar en ese mundo desconocido, pero lleno de paz y alegría, que nuestra soberbia nos oculta.
Santa María Madre nuestra, ruega por nosotros.
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