jueves, 13 de junio de 2013

Evangelio de hoy...


 


(Mt 5,20-26): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.


   Hoy Mateo nos continua, presentando el discurso de las Bienaventuranzas. Yo quisiera fijarme sobretodo, en el primer párrafo, que he puesto arriba.

   No sé  si alguno ha oído hablar del pecado de la acedia o acedía, (tristeza del alma), viene a ser la pereza hacia las cosas santas. los Santos Padres lo consideraban un pecado capital. En el Catecismo de la Iglesia en el número 2094, define más o menos lo que es la acedía.

  Bueno, no quiero alargarme mucho. Esta tentación de acedia, nos entristece ante la dificultad de alcanzar un bien: en otras palabras ante la imposibilidad de poder convertirnos, de ser santos, los cristianos dejamos de luchar, de combatir; y corremos dos peligros. Uno es abandonar la fe, la Iglesia (el hijo pródigo).

 Otro peligro es seguir dentro de la Iglesia pero viviendo en la hipocresía (el hijo que se queda en casa), que nos creemos que ya somos santos; o en este afán de buscar lo bueno, nos olvidamos de Dios, y reducimos la conversión a simples formulas para asegurarnos la salvación o conversión olvidandonos de Dios.


  Esto era una de las cosas que le pasaba a los fariseos, viven una religión sin Dios Esta es una de las tentaciones de nuestro tiempo un cristianismo sin Dios; lo que ha dicho el Papa tantas veces en tan poco tiempo. La iglesia no es una ONG, no podemos reducir la fe a meras normativas, porque corremos el peligro de caer en un fariseísmo, que es creer que ya no necesitamos de Dios porque hemos llegado a un alto grado de conversión.

  Por esto el Sermón de la Montaña, mira la intención del corazón, antes se decía: No matarás, pero ahora se nos dice: "No te encolerices contra tu hermano". El Señor escudriña el corazón, y es verdad, no hemos matado, pero ¿cuánto odio no hay en el corazón?. Y ciertamente que este odio es terreno propicio para llegar a matar físicamente a una persona; esto es lo que decía el evangelio de ayer: "quien traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres..."

  El juicio y la maledicencia, nos puede parecer mandamientos pequeños, porque son muy comunes en la sociedad, pero que van creciendo hasta llegar a convertirse en odio hacia el prójimo, y este a su vez puede derivar en otros pecados. 

  Que la Virgen, Estrella de la mañana nos guíe siempre en el camino de la salvación. 











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