Francisco Xavier Seelos, Beato
Fiel al carisma redentorista, lleva un
estilo de vida modesto y se expresa con palabras sencillas.
La temática de sus predicaciones y homilías, ricas en contenido
bíblico, es fácil de entender incluso por la gente más
sencilla. Una constante de su pastoral es su empeño por
dedicarse a la formación de la fe de los pequeños.
No solamente apoya este ministerio, sino que lo cree fundamental
para el crecimiento interior de la comunidad cristiana de la
parroquia.
En 1854 es trasladado de Pittsburgh a Baltimore y, más tarde, en 1857, a Cumberland. En 1862 lo vemos ya en Annapolis, siempre ocupado en el servicio parroquial y entregado a la formación de los futuros Redentoristas en calidad de Prefecto de Estudiantes Teólogos Redentoristas. También aquí, es fiel a su imagen y continúa siendo pastor, amable y alegre, siempre atento a las necesidades de sus estudiantes y atento también a su formación académica. Se dedica sobre todo a infundir en estos futuros misioneros redentoristas el entusiasmo, el espíritu de sacrificio y el celo apostólico por el bien espiritual y temporal de la gente.
En 1860 es presentado como candidato a Obispo de Pittsburgh. Para el Padre Seelos no era una buena noticia, y pide a Dios y a quien puede que se le libere de esa candidatura. El Papa Pío IX lo dispensa de esta pesada responsabilidad. El Padre Seelos se dedicará del 1863 al 1866 a la vida de misionero itinerante predicando en inglés y en alemán en los estados de Connecticut, Illinois, Michigan, Missouri, New Jersey, New York, Ohio, Pennsylvania, Rhode Island y Wisconsin.
Tras un breve período de ministerio parroquial en Detroit, Michigan, en 1866 es destinado a la comunidad redentorista de New Orleans, Louisiana. También aquí ejerce de párroco de la iglesia de la Asunción de Santa Maria. Es para los fieles un párroco alegre, disponible y singularmente sensible a las necesidades de los más pobres y de los más abandonados. Pero en los planes de Dios este ministerio en New Orleans está llamado a durar poco. En el mes de septiembre, exhausto tras haber visitado y cuidado a las víctimas de una epidemia de fiebre amarilla, contrae la terrible enfermedad. Tras varias semanas de enfermedad, que padece con santa resignación, pasa a la vida eterna el 4 de octubre de 1867 a la edad de 48 años y 9 meses.
Su Santidad el Papa Juan Pablo II proclamó al Padre Seelos Beato en la Plaza de San Pedro, el 9 abril del Solemne Año Jubilar 2000.
En 1854 es trasladado de Pittsburgh a Baltimore y, más tarde, en 1857, a Cumberland. En 1862 lo vemos ya en Annapolis, siempre ocupado en el servicio parroquial y entregado a la formación de los futuros Redentoristas en calidad de Prefecto de Estudiantes Teólogos Redentoristas. También aquí, es fiel a su imagen y continúa siendo pastor, amable y alegre, siempre atento a las necesidades de sus estudiantes y atento también a su formación académica. Se dedica sobre todo a infundir en estos futuros misioneros redentoristas el entusiasmo, el espíritu de sacrificio y el celo apostólico por el bien espiritual y temporal de la gente.
En 1860 es presentado como candidato a Obispo de Pittsburgh. Para el Padre Seelos no era una buena noticia, y pide a Dios y a quien puede que se le libere de esa candidatura. El Papa Pío IX lo dispensa de esta pesada responsabilidad. El Padre Seelos se dedicará del 1863 al 1866 a la vida de misionero itinerante predicando en inglés y en alemán en los estados de Connecticut, Illinois, Michigan, Missouri, New Jersey, New York, Ohio, Pennsylvania, Rhode Island y Wisconsin.
Tras un breve período de ministerio parroquial en Detroit, Michigan, en 1866 es destinado a la comunidad redentorista de New Orleans, Louisiana. También aquí ejerce de párroco de la iglesia de la Asunción de Santa Maria. Es para los fieles un párroco alegre, disponible y singularmente sensible a las necesidades de los más pobres y de los más abandonados. Pero en los planes de Dios este ministerio en New Orleans está llamado a durar poco. En el mes de septiembre, exhausto tras haber visitado y cuidado a las víctimas de una epidemia de fiebre amarilla, contrae la terrible enfermedad. Tras varias semanas de enfermedad, que padece con santa resignación, pasa a la vida eterna el 4 de octubre de 1867 a la edad de 48 años y 9 meses.
Su Santidad el Papa Juan Pablo II proclamó al Padre Seelos Beato en la Plaza de San Pedro, el 9 abril del Solemne Año Jubilar 2000.
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