viernes, 9 de agosto de 2013

Evangelio de hoy...

 


Del santo Evangelio según san Mateo 16, 24-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del Hombre con majestad.


Palabra del Señor. 

   Hoy se celebra en España, Sta. Teresa Benedicta de la Cruz, patrona de Europa. Ayer, hablábamos del gran engaño, de este mundo que nos hace creer, que nuestros sufrimiento es porque somos pobres, o porque nos gustaría ser más inteligentes, guapos, etc. Es verdad, que esto nos hace sufrir, pero muchas veces lo que nos hace sufrir; es que nuestra soberbia se revuelve como un animal salvaje, porque considera que al no poseer eso que tanto anhela; somos una especie de ciudadanos de segunda.

   Hoy nos dice Jesucristo: El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. La cruz, es aquello que nos anula; que delante de ella no somos nada, porque nos recuerda nuestra impotencia e incapacidad. Es por esto que el discípulo de Jesús, puede cargarla y seguirlo, porque es en El, donde encuentra fuerzas para llevarla, de lo contrario la cruz lo mataría.

   Pero entonces, qué; el que no sigue a Cristo, ¿no tiene cruz?. Claro; lo que pasa es que debe huir de ella constantemente y, esto le lleva a tener una vida de locura, porque cada vez que esta, se presenta debe emprender la huida. Pero este constante huir lo va llevando cada vez más a una vida de miseria, de pena; como nos dirá el Apocalipsis, "tenéis nombre de vivo pero estáis muertos" (Ap. 3, 1).

   No por casualidad, nuestra sociedad que vive de espaldas a Cristo, se ha refugiado de alguna manera en toda clase de drogas, que de alguna manera les hace evadirse, olvidarse; que su vida es un infierno. Lo que hace que los discípulos de Cristo puedan llevar la cruz, no es que ellos se hagan fuertes, sino todo lo contrario, se hacen pequeños, para que El se haga fuerte en ellos; "Yo debo menguar, para que El crezca..."

   Virgen María, Tú que te hiciste pequeña; ayúdanos a nosotros a menguar para que El pueda crecer día a día en nosotros. 

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