Marcelino y Pedro
Mártires, Junio 2
Marcelino y Pedro se encuentran entre los Santos romanos que se
conmemoran diariamente en el canon de la Misa. Marcelino era sacerdote
en Roma durante el reinado de Diocleciano, mientras que Pedro según se
afirma, ejercía el exorcismo. Uno de los relatos que habla de la
"pasión" de estos mártires, cuenta que fueron aprehendidos y arrojados a
la prisión, donde mostraron un celo extraordinario en alentar a los
fieles cautivos y catequizar a los paganos. Marcelino y Pedro, fueron
condenados a muerte por el magistrado Sereno o Severo, quien ordenó que
se les condujera en secreto a un bosque llamado Selva Negra para que
nadie supiera el lugar de su sepultura.
Allí se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por el mismo verdugo que posteriormente se convirtió al Cristianismo. Dos piadosas mujeres exhumaron los cadáveres y les dieron correcta sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Lavicana. El emperador Constantino mandó edificar una Iglesia sobre la tumba de los mártires y, en el año 827, el Papa Gregorio IV donó los restos de estos Santos a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas. Finalmente, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Selingestadt, a unos 22 km. de Francfort. Durante esta traslación, cuentan algunos relatos, ocurrieron numerosos milagros.
Allí se les cortó la cabeza. Sin embargo, el secreto se divulgó, tal vez por el mismo verdugo que posteriormente se convirtió al Cristianismo. Dos piadosas mujeres exhumaron los cadáveres y les dieron correcta sepultura en la catacumba de San Tiburcio, sobre la Vía Lavicana. El emperador Constantino mandó edificar una Iglesia sobre la tumba de los mártires y, en el año 827, el Papa Gregorio IV donó los restos de estos Santos a Eginhard, hombre de confianza de Carlomagno, para que las reliquias fueran veneradas. Finalmente, los cuerpos de los mártires descansaron en el monasterio de Selingestadt, a unos 22 km. de Francfort. Durante esta traslación, cuentan algunos relatos, ocurrieron numerosos milagros.
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