miércoles, 2 de octubre de 2013

Evangelio de hoy...



Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10):
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.»

Palabra del Señor


   La cosa como que es seria, el Señor se ha empeñado en que nos quede claro que una de las claves es hacerse pequeños. Ya llevamos varios días leyendo este evangelio, en una otra versión, pero al final viene a decir lo mismo, y es que tenemos que ser como niños.

   Hace unos años, sufrí un ataque de ansiedad muy fuerte, tal era la situación que terminé cayendo también en un ataque de pánico, para remate con depresión; no me falto de nada. Fue una experiencia muy fuerte, es como si de la noche a la mañana, te dejasen desnudo en la plaza más concurrida que pueda haber, te sientes indefenso, inseguro, sin esperanzas porque tu vida no vale la pena. Bueno, a lo que voy, cuando fui al psiquiatra, el cual era católico; me dijo tu problema Daniel, es que eres muy inseguro, y eso te lleva a querer controlar todo para tratar de conseguir seguridad. Tú piensas que controlando todo, lograrás la confianza y la paz que tanto anhelas.

   Esto fue para mí, como si amaneciera, de pronto me di cuenta que era cierto, que mi mayor obsesión es controlar todo y a todos; porque esta idea me hacía creer que solo así sería feliz, y recobraría la confianza en mí.

   Hoy una vez más, Jesús nos invita a ser como niños, a abandonarte en sus brazos. No creas que controlando todo a tu alrededor tu vida será más dichosa; esa es la mentira  de la que se vale el diablo para controlarte, y hacer que cada día te hagas más obsesivo en tu afán por controlarlo todo, llegando incluso a alejarte de Dios, porque sientes que pierdes el tiempo estando con Él. Que lo más importante es hacer dinero, estudiar, trabajar, limpiar, estar con los amigos, ya que eso sí que curará todos tus males.

  Entre más controles tu vida (si es que puedes), ésta se hará más aburrida, porque cae en la cuenta de una cosa, las cosas más maravillosas de la vida, nos han ocurrido por sorpresa, se salían de nuestros planes y proyectos; como mi vocación sacerdotal, o el día que te cruzaste con ese chico o chica por la calle que te robo el corazón, un hijo que no esperabas y de pronto se convierte en la alegría de todos.

   Hazte como niño, confía en Dios; deja que Él te cuide y te sorprenda, no quieras ser dios de tu vida; déjale a Él que lleve tu vida y te sorprenderá de los rumbos nuevos y hermosos que puede tomar.

   Virgen María, un día dijiste sí al Señor, sin saber a dónde te llevaría; danos el valor y la ilusión de decirle también nosotros sí al
Señor.   

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