Del santo Evangelio según san Mateo 10, 34. 11,1
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa».
Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra del Señor.
El evangelio que nos presenta hoy la Iglesia, esta lleno consejos o instrucciones como se dice al final. Pero yo me quisiera quedar con uno en particular, que es este "El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí la encontrará".
¿Quién de nosotros no desea guardar su vida? ¿Quién no ha caído en la tentación de vivir para sí, y de tratar a los demás según los deseos y necesidades que nacen del egoísmo?. Esta es una tentación muy gustosa; incluso proyecta sobre nosotros una sombra de cierta seguridad; parece que si vivimos sólo por y para nosotros eso traerá la paz a nuestras vidas, ya que todo nuestra realidad estará echa a nuestra medida.
Hace unas semanas atrás, vi por primera vez la película "El Padrino III", y me sorprendió una escena donde sale el protagonista, hablando con la mujer de sus hijos (que no sé si se habían casado, porque no he visto las otras dos); a lo que voy es, que me llamó la atención el dialogo que tuvieron, debido a la muerte de su hija, por un sicario que iba a matar al Padrino. El diálogo es más o menos este: El padrino en un acto de reflexión, le dice a la mujer que él, lo único que quiso fue proteger a su familia del sufrimiento, librarlos de las cosas malas de este mundo; a lo que ella responde; en lo que te has convertido en el terror para tu propia familia.
Es así, cuando uno lo que quiere es controlar su vida, vivir sólo para lograr tus propios intereses; al final te conviertes en el terror de ti mismo, siempre de mal humor porque nada es como tú quieres y, si lo es nada te asegura que no sucederá algo que lo estropee. Una persona que sólo se preocupa de guardar su vida, acaba por vivir, sólo para huir del miedo.
María, causa de nuestra alegría; concedenos un corazón grande para amar.
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